Yo también te quiero mucho, sabes...

Fue así, déjame que te cuente, le andaba tarareando una canción, así como me dijeron, le hablaba al oído y le pregunte: ¿te canto una canción? y me dijo que no. volví y le pregunté: ¿entonces te cuento un cuento?, y casi llorando me dijo: No, no, no!. entonces lo abracé más fuerte y le dije: ¡te quiero mucho hijo!. Empecé a llorar pues no me respondió, sólo apoyó su cabecita en mi hombro y me abrazó nuevamente. Empecé a recordar de cuando lo hacía dormir así mientras le cantaba una canción de cuna y lo paseaba, y por momentos me fijaba si había cerrado ya los ojitos y se había dormido. Cuando sentía que me detenia de pasearlo, los abría y movía sus piecitos. Entonces empezaba a cantarle nuevamente hasta que se durmiera, Iba y al querer dejarlo en su cama se despertaba y me abrazaba para seguir paseándolo, y así, hasta que se quedara definitivamente dormido. Mientras mi corazón se oprimía pensando en los momentos en que nos reíamos juntos tomándonos fotos como locos y después borrándolas porque yo siempre salía mal en las tomas, porque, claro hijo, tu siempre salías bello; lo seguía paseando, sintiendo el viento que me secaba las mejillas. Lo puse de pie, lleno de esperanza de que me dijera algo, de lo que deseaba, de que, entre lo poco que habla, me dijese que deseaba, pero me miró y casi llorando, nuevamente me volvió a abrazar, lo tomé entre mis brazos, lo cargué y él me abrazó y entonces dijo: "...quero mucho"... Si hijo, mi amor, yo también te quiero mucho. Lo volví a abrazar fuerte, apoyó su cabecita en mi hombro y volvió a decir: "...quero mucho"... Y yo, volví a llorar...

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